Este blog permanecerá cerrado durante la lectura del libro de Rubén Martín G. Acontecimiento que, si nadie evita, tendrá lugar en unos minutos.
El dueño y señor de este espacio ha cerrado sus puertas, ha apagado las luces y ha vuelto a encenderlas porque al no ver se ha dado un golpe contra una mastodóntica escultura hecha de poliestireno expandido que algún desaprensivo cartero del servicio de correos Tristero & Co. ha dejado en el portal de acceso a este blog y que reproduce, con virtuosismo milimétrico, una trompetilla anudada con sordina.
El dueño y señor de este lugar, aún estando herido de muerte mortal, logra descorchar el libro, lo deja respirar y se recrea en estos momentos con los vapores que exhala; vapores estos que se cuentan por millares y que le provocan pequeños y taquicárdicos placeres.
El dueño y señor de este antro se recrea en este momento en la lectura del libro en cuestión y se compromete en silencio silencioso a comentarlo inmediatamente después de acabado; cuando pase de pendientes a histórico. Como el libro tiene apenas 90 páginas e incluye fotos y saltos de página calcula, el lector, que será cuestión de cinco minutos.
Y no se equivoca.
vale, me espero en el café de enfrente; no, el otro, vale 5 min.
ResponderEliminarEspero que ese bar sea 24 horas...
ResponderEliminarSiento el retraso. Uno no se conecta siempre que quiere o no al menos del modo que le gustaría. Una larga historia.
Y tampoco fueron cinco minutos la lectura sino un poquito más.
Pero ya está. Queda corregir, ver que no quede una chapuza y a media mañana publico la sentencia.