jueves, 2 de septiembre de 2010

REF. OH/02092010/OVdT


Oblomov Varese, el protagonista del blog anterior, es un buen amigo mío. Lo es ahora, después de semanas de descubrimiento mutuo, tanto del blog como de la persona. El caso es que Oblomov ha escrito una interesante historia que tiene como fondo la novela de Henry James “Otra vuelta de tuerca”. Como él es de natural reservado y tiene una molesta querencia por el anonimato me vais a permitir que sea yo quien lo publicite aquí a pesar de su levísima, insignificante (todo hay que decirlo) resistencia a ello; y es que en el fondo escribimos para que nos lean.

La semana pasada desconocía la existencia de esta novela (y de otras de las que pronto hablaré) a la que llegué por puro azar, como siempre. Mi comentario haciendo saber a cierta gente de mi interés por ver la película “The Innocents” me condujo al origen de la historia: la novela que nos ocupa. Oblomov, que hasta el momento no tenía nada que ver con todo esto me dijo que conocía “la historia porque se la habían leído”. Comprenderéis que semejante frase merecía una explicación y lo comprometí a dármela.

Hela aquí, a un solo click:
(Continuar sólo después de haber leído el contenido del enlace señalado)

Es una historia tan buena que después de leerla me dio por el plagio y le sugerí a los miembros más inmediatos de mi familia, aquellos de más confianza, que hiciésemos lo propio con mi lectura en curso. Mi hija se apuntó sin dudarlo movida quizá por el entusiasmo que le dan sus cuatro años recién por cumplir y mi mujer, loca de amor, me dijo que no, que ni hablar, que si quería leer le leyese la mano y me asestó un bofetón de pasión desmedida, como es de habitual en nosotros. Me he conformado pues, desde entonces, con literalizar los cuentos infantiles nocturnos de mi pequeña, adornándolos con marcas de agua y dejando caer aquí y allí señas ocultas de obras de arte por definir; modificando cada noche la prosa de los siete “corneritos” y dejando que su madre circuncide al lobo de vez en cuando; haciendo de Caperucita un cataclismo con piernas o escondiéndole el guisante a la princesa del cuento, evitándole así un matrimonio infeliz. Y mi hija que es muy lista me consiente los matices y los deja pasar como si no se diese cuenta riéndose después de mí haciéndome explicarle lo más inverosímil del relato, rescatando las nimiedades.

Oblomov me ha descubierto la pasión de leer “a voz en grito”. He empezado por los acantilados, por solitarios, desiertos, pedregosos, con gaviotas por testigos pero poco a poco me han ido acercando a la playa turistas ocasionales y mariscadores furtivos, dejando en la arena rastros de alta literatura. Hoy mi público, voraz, me ha pedido a Dostoievski para el próximo verano.

Maniobras publicitarias aparte me ha gustado hablar aquí de la entrada de Oblomov, tan sincera como todas las suyas. Le he suplicado que no se haga tanto de rogar. En los quince, veinte, treinta correos que hemos cruzado estos días se adivinan mil historias que podrían llenar cientos de blogs. Me sorprende un día sí y otro también descubrir a un personaje como este, acosado por la vergüenza y voluntariamente oblomovista, con un pasado tan rico en posibles leyendas. Concluyo ya esta reseña ajena que he hecho mía sin rubor convirtiendo por segunda vez esta medicina en mero reflejo de los méritos de otros.
Pobre mi blog, que iba a ser literario.

3 comentarios:

  1. No me acuerdo de cuándo leí este libro. Pero sí de que es la única cosa de Henry James que he conseguido terminar. Retrato de una dama debí dejarlo por la mitad. Simplemente, me aburría.

    Mucho después, Andrés Trapiello publicó Los amigos del crimen perfecto, y seguramente por la sintaxis me recordó mucho a James.

    En cuanto a caserones, recuerdo bien el de Los Otros, la película de Amenábar. Y en cuanto a lecturas en voz alta, las que le hacía María Kodama a Borges.

    Últimamente veo mal. Por las mañanas tengo la visión borrosa durante una media hora. Abro y cierro los ojos como ejercicio para despejar esa falta de nitidez. Voy a considerar seriamente la compra de un kindle o similar, para poder agrandar la letra cuanto necesite, y así no continuar con esta pérdida galopante de aptitudes. Aquí es fácil: ctrl+ y la letra crece y crece.

    Saludos.

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  2. Bonito trasto ese ebook. Yo me lo he planteado pero la vista de momento me va bien y mi biblioteca habitual provee sin fin.

    Yo de Henry James no he leído nada mas. Tampoco de momento hay nada a la vista. Lo victoriano suele aburrirme.

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  3. A mi me gusta Henry, pero claro... yo me hice lector con Tolstoi , dicho sea de paso otro moralista. Retrato de una Dama es muy divertido, siempre que se capte que Isabel es una imbécil y así el retrato de una dama se convierte en las ridículas desventuras de una idiota mal educada.

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